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Teresa Ribera: «Con nuestro modelo de desarrollo llevamos al planeta a sus límites»

La Vicepresidenta para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico afirma que esta pandemia nos demuestra que no podemos vivir de espaldas a la naturaleza y que hay que reducir la deuda ambiental que recibirán nuestros hijos

La ministra Teresa Ribera (Madrid, 1969) cree que es posible afrontar la actual crisis sanitaria y ecológica a la vez con recursos como el Plan de Adaptación al Cambio Climático y el Plan de Energía y Clima impulsados por su cartera. Para ello, reconoce que hay que reducir nuestra hipoteca ambiental y tender a la neutralidad climática. En definitiva deja un mensaje claro: es el momento de decidir qué tipo de país queremos.

Pregunta: ¿Hasta qué punto es importante el Día Mundial del Medio Ambiente? La realidad nos dice que no queda otra, ¿no es así?

Respuesta: Sí, es una pena, pero no queda más remedio que seguir trabajando, concienciando y reconstruyendo la naturaleza que hemos destruido. Hemos avanzando, pero las cifras son devastadoras. Hay que hacer que la regulación de protección ambiental y otras normas activas sean operativas y congruentes, asegurando que se envía el mensaje adecuado de protección ambiental.

Pregunta: El tema central de este año es la biodiversidad, que también nos recuerda la necesaria convivencia entre especies, incluidos los virus…

Respuesta: Este año, más que nunca, nos estamos dando cuenta del coste que tiene vivir de espaldas a la naturaleza. Esto explica que la UE haya decidido situar el Pacto Verde en la columna vertebral de su programa de recuperación. Hoy encaramos el debate sobre qué tipo de país queremos. Es importante no desperdiciar la oportunidad de invertir en el futuro.

Pregunta: ¿Puede ser que el Covid-19 esté desviando la atención de otras urgencias naturales, como la propia biodiversidad o el cambio climático?

Respuesta: Luchar contra el virus ha sido prioridad absoluta en la acción del Gobierno y, para ello, hemos tenido que cambiar la movilidad drásticamente. Esto ha reducido las presiones sobre la calidad del aire y los espacios verdes, pero no estamos ante un cambio estructural. Lo que sí nos permite es reconstruir de forma distinta. Debemos asegurarnos de que los recursos para la recuperación no incrementan nuestra hipoteca ambiental y reducir la deuda que heredarán nuestros hijos. Tenemos mucho avanzando: el Plan Nacional de Energía y Clima y el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, ambos para 2021-2030, marcan las grandes oportunidades económicas, de empleo, de innovación y de bienestar para nuestros hijos.

Pregunta: ¿El coronavirus puede entenderse como un aviso de que tenemos que cambiar muchas cosas?

Respuesta: Disfrutábamos de una sensación de seguridad que no era tal. Con nuestro modelo de desarrollo llevamos al planeta a sus límites. La buena noticia es que las soluciones están a nuestro alcance y que podemos hacer frente a las dos batallas, sanitaria y ambiental, de forma conjunta.

Pregunta: ¿Esta crisis nos da a entender que debemos cambiar de modelo?

Respuesta: La clave es basarnos en el mejor conocimiento científico, construir resiliencia y reforzar la cooperación, muy en línea con el Acuerdo de París. Los próximos 10 años serán determinantes. Es el momento de sentar las bases de una recuperación inteligente. Las soluciones orientadas a la neutralidad climática tienen sentido ambiental, social y económico.

Pregunta: ¿Qué tipo de consecuencias podría tener la nueva normalidad respecto al impulso que estaba tomando la automoción hacia una nueva movilidad más verde y libre de humos?

Respuesta: La movilidad es uno de los aspectos más relevantes al analizar el impacto de la pandemia. El transporte público es la mejor opción: higienizado y con mascarillas, ofrece soluciones eficaces, asequibles y limpias. Hay otros cambios, como el teletrabajo o incluso el escalonamiento de horas, que es un buen banco de pruebas para mejorar la gestión de la demanda. Y una tercera variable: la transformación del sector de la automoción hacia premisas más sostenibles ambiental y económicamente. Este proceso estaba en marcha y el Gobierno quiere acompañarlo porque forma parte de las grandes necesidades y oportunidades de actividad económica, de empleo y de modernización del país.

Pregunta: Pero ya hay estudios que afirman que el miedo al contagio puede llevar a las personas a preferir el uso del coche privado… ¿Cómo podría atajarse esta cuestión si las soluciones de movilidad sostenible comenzaban a estar en auge?

Respuesta: Eliminando obstáculos. Pensemos en alguien que está valorando ir en bici al trabajo: ponderará si el recorrido es seguro y cómodo; si puede viajar en metro con ella… Si hay facilidades, optará por la bici. En paralelo, la gestión de la demanda de transporte público debe pasar a primer plano. Creo que los servicios públicos están respondiendo, y hay que seguir en esta línea para que la ciudadanía tenga alternativas seguras al coche privado y a los atascos.

Pregunta: ¿El uso masivo de guantes y demás productos para evitar contagios puede ir en contra del importante avance en materia de concienciación de reciclaje de plásticos que parecía estar calando en la gente?

Respuesta: Durante la crisis sanitaria, hemos hecho un esfuerzo por concienciar en la prevención de residuos. A menudo es preferible una adecuada higiene de manos que emplear guantes y es más seguro lavar una vajilla que usar platos desechables. Estos productos pueden ser también un vector de contagio. Por otro lado, acabamos de iniciar la tramitación del anteproyecto de ley de residuos que impone medidas para limitar y gravar el consumo de plásticos de un solo uso, y con las que abordar el problema de los residuos más allá de la situación coyuntural del Covid-19.

Fuente: Expansión