COTIZACIÓN CO2 Cierre del 26-03-2024 60,76 €/T

Objetivo principal de la COP25: limitar el aumento de la temperatura media

Las delegaciones que participan en la cumbre del cambio climático de Chile que se celebra estos días en Madrid tienen apenas dos semanas para alcanzar un acuerdo vinculante que permita limitar el aumento de la temperatura media del planeta en 1,5°C.

Ese es el principal objetivo de la cumbre y el principal reto que debe asumir el mundo para evitar un cambio climático catastrófico.

En octubre de 2018 el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) publicó un informe especial, acompañado de más de 5.000 referencias científicas y firmado por casi un centenar de investigadores de 40 países, en el que se advertía de las graves consecuencias para la humanidad de un aumento de la temperatura media del planeta de 2°C, reclamando medidas urgentes para limitar ese aumento a 1,5 °C.

El informe, denominado SR15: Calentamiento Global de 1,5°C establece que, aunque muchos de los impactos adversos del cambio climático se están produciendo ya (con un aumento de 1,1°C) las consecuencias serán mucho peores cuando el calentamiento aumente hasta los 1,5°C, algo que parece irreversible, pero resultarán devastadores si se alcanzan los 2°C.

Motivos para impulsar la acción climática

Según el IPCC el aumento del nivel del mar previsto para 2100 sería 10 cm más bajo con un calentamiento global de 1,5°C que con uno que alcanzase los 2°C. En esos 10 cm está el límite para la desaparición bajo las aguas de muchos estados insulares o la inundación de las franjas litorales más pobladas del planeta.

Los arrecifes de coral podrían disminuir un 70% con un calentamiento global de 1,5°C, pero desaparecerían para siempre con uno de 2°C. El deshielo total del Ártico durante el verano sucedería una vez por siglo si la temperatura media aumenta en 1,5°C , o una vez por década si lo hace hasta en 2°C.

Según los expertos de la ONU para evitar un aumento de 2°C las emisiones de dióxido de carbono (CO2) vinculadas a la actividad humana deberían reducirse un 45% para 2030 con respecto a los niveles de 2010, y seguir disminuyendo hasta alcanzar las emisiones cero en 2050.

Eso significa que dentro de tan solo 30 años toda emisión de CO2 que se produzca como consecuencia de cualquier actividad humana deberá ser compensada suprimiendo la misma cantidad de la atmósfera.

La amenaza del permafrost

Entre los posibles impactos que generaría una horquilla de aumento de las temperaturas de entre los 1,5 °C y los 2°C estaría el deshielo del permafrost: la capa de suelo que permanece permanentemente congelado en las regiones más frías del planeta y que ocupa cerca del 16% de su superficie terrestre.

En especial preocupa el deshielo del suelo ártico, que antes de la última glaciación estuvo cubierto de vegetación y que en amplias regiones de la tundra o la taiga permanece helado a entre uno y seis metros de profundidad desde la última edad de hielo, hace aproximadamente unos 20.000 años.

Según los expertos, el deshielo de esa capa del permafrost liberaría billones de toneladas de gases con efecto invernadero como el metano: veinte veces más potente que el CO2.

Lo más inquietante, y que debería servir de estimulo a las delegaciones reunidas en la Cumbre de Chile en Madrid para alcanzar un acuerdo ambicioso y vinculante, es que desde el pasado verano en amplias regiones de Alaska o Siberia el permafrost ha empezado a descongelarse de manera súbita y mucho antes de lo previsto.

Fuente: La Vanguardia